El proyecto de método de hilar avanza adecuadamente en el arsenal de Cartagena.
Pero en nombre de Dios, ¿qué demonios es esto? –la voz desagradable del comisario O’Dunn atronó en el bullicioso tinglado-… esto es un motín. Maestro Montserrat no os escondáis, -gritaba desaforado- vais a pagar caro este atrevimiento. Así nunca acabaréis de entregar la jarcia para los buques del Rey, maldito asno… ¡ Guardia, guardia!…- recuperó el aliento, mientras que sus ojos amenazaban con salir de sus órbitas-.. ¡a mí la guardia!.
Comisario O’Dunn ¿ qué ocurre? –Juan hablaba pausadamente aunque parecía que sus palabras sonaban un poco socarronas. Hunn rió por dentro pensando que el aguardiente comenzaba a hacer de las suyas en el intelecto del oficial-… Os encontráis mal… Acaso teméis un ataque de los ingleses, no tengáis cuidado con el viento que sopla ningún navío puede aproar hacia el arsenal.
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