Hoy estaba esperando que confirmaran la identidad de un amigo en el banco ya que no estábamos en la sucursal en la que tiene contratados los productos, y mientras llegaba la confirmación decidimos sentarnos a esperar.
Dió la casualidad que estábamos a unos tres metros del cajero automático, pero dentro del recinto del banco, y con cara de ver crecer el césped. El caso es que, de cerca de la treintena de personas que entraron a sacar o consultar movimientos en el cajero sólo una, un joven de cerca de 25 años tapó el número secreto que se teclea para acceder a la retirada de fondos.
El resto de las personas simplemente tecleaban, con un sólo dedo, la secuencia de cuatro dígitos que compone el número secreto. Tengo que decir que el ángulo de visión no era muy bueno, y que sin gafas veo menos que un gato de escayola, pero, simplemente cambiándonos medio metro a la derecha se podía leer, sin mucho esfuerzo, la secuencia numérica.
Mucha gente no utiliza la banca por Internet debido a la desconfianza que les genera y al miedo de que se les pueda desvalijar la cuenta, sin embargo luego teclean el número secreto desde un metro o le dan la tarjeta a un empleado para que, en la trastienda, cobre la cantidad estipulada. Ya sé que desde el tiempo que los cajeros sacaban una copia de papel-carbón con todos los datos de la tarjeta ha llovido mucho, pero el eslabón mas frágil en el tema de la seguridad es (casi)siempre el usuario.
Comentarios recientes