Como todo tiene una parte negativa está fue el viento y sus consecuencias. Uno, que ya está mayor para tumbar los huesos en el duro suelo volvió a alquilar un bungalow. Después de aparcar el vetusto Picasso a la sombra de un árbol decidimos a pasar una agradable velada.
La sorpresa fue cuando a eso de las 22:30 me doy cuenta que los coches que vienen tienen que realizar una extraña maniobra. Me fijo y poco más y no encuentro rastro de mi coche. Ha desaparecido debajo del árbol.
El árbol se ha caído y en la caída ha aplastado el coche. Creyendo que aún estoy es un chaval decido levantarlo con el hombro. Mala idea, casi me rompo la espada y el árbol ni se movió (vuelvo a recordar porqué este año, como los anteriores, he desestimado la idea de la tienda de campaña).
Después de avisar al dueño del camping y con ayuda de la sierra mecánica queda el coche liberado de su frondosa prisión.
Cuando saqué el coche y en la oscuridad de la noche pensé que se me abría hundido el techo y que podría acogerme al plan renove. Falso. El árbol fue bajando poco a poco y sólo hizo un pequeño bollo y algún arañón, pero nada más.
La semana pasada lo llevé a Chok Auto (en Montequinto) y en menos de una semana como nuevo.
Agradecer a los dueños del camping la rápida actuación y que el buen nivel al que ha llegado el mismo en este inicio de temporada sigua manteniendóse.
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