Nada mas entrar y bajar unos escalones el suelo de cristal permite ver antiguas ruinas que pasaban por el centro del mismo y que han sido restauradas. En la parte superior tiene una terraza que da a la Alcazaba. En pocas palabras un sitio ideal para cenar y si vas ve directamente a la segunda planta.
En lo referente a la comida decir que estaba exquisita, tanto la pasta que pidió una de mis acompañantes como la pizza, es mas no hubo ningún problema a que la pizza fuera del tipo calzzone. Y respecto al precio, decir que fue bastante ajustado.
Fue una lástima el tener que cenar deprisa y corriendo, pero si vas Mérida apunta este sito como obligatorio para cenar.
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