Reserva del Castillo de las Guardas

Entrada a La Cañada
El pasado lunes, como actividad de fin de ciclo, fue el mediano a la Reserva del Castillo de las Guardas, Tlf: 955 952 568. La reserva ha sufrido algunos cambios desde la última vez que fui con la familia. El tren sigue siendo el método idóneo para realizar el recorrido al que se acercan los animales en busca de comida, por lo que es recomendable llevar una bolsa con pan, fruta y alguna que otra zanahoria (no hace falta llevar filetes para los osos, leones o tigres, ya que estos no suelen acercarse). Para los olvidadizos antes de subir al tren te venden una bolsista por 1€. Los camellos son los que presentan más desparpajo a la hora de pedir comida, metiendo la cabeza entre los asientos del tren. También se pueden ver cebras, rinocerontes, orix, hipopótamos, elefantes, búfalos, jirafas, etc.

El espectáculo de leones marinos (se agradece que estuviera cubierto por una red para dar sombra) es una de las novedades. En el se pueden ver las evoluciones de estos mamíferos haciendo algunas cabriolas.

Otra novedad es el espectáculo del oeste, parecido al que se realiza en Oasys (Mini-Hollywood) pero que pude (y debe) mejorar. Una vez terminado el corto espectáculo en el exterior se traslada la acción al interior del salón en dónde disfrutaremos al algunas rancheras y alguna otra animación por parte de los actores.

Por cierto, sería recomendable el plantar algún que otro árbol para dar sombra, ya que en verano debe ser un verdadero suplicio para el público (si eres alérgico este es el momento para ponerte la mascarilla y evitar el polvo del ambiente). Por cierto, el recinto de La Cañada se encuentra a la entrada del parque, por lo que, si vas andando, tienes un paseo de quince minutos desde el espectáculo de los leones marinos. Puedes ir en coche o en autobús (pudiendo volver a entra en el parque) pero de la cuesta rompe-piernas no hay quién se salve.

Justo delante de La Cañada se encuentra el Karting y el restaurante, pero el alquiler de los coches no está incluido en el precio de la entrada (y tal como pegaba el Lorenzo no estaba la cosa como para calzarse un casco)

Existe también una pequeña granja-escuela dónde los más pequeños pueden acercarse a los animales. También hay un merendero dónde disfrutar de la tortilla de patatas y los bocadillos filetes empanados que deben acompañar cualquier día de campo que se precie. Por cierto, que la mayoría de las cabras y chivos salieron de la recinto para pasearse entre las mesas haciendo las delicias de los pequeños y dejando un inconfundible olor a choto en el ambiente.

El espectáculo de cetrería sigue siendo bastante visual, impresionando la suelta de aves desde la atalaya que hay a un kilómetro y medio y unos cuatrocientos metros más alta. Sin embargo, un poco de sombra se agradecería. Entiendo que, para que vuelen las aves deben hacerlo en un espacio abierto, más de una familia estuvo a punto de lipotimia debido al calor ( y eso que estamos a principio de mayo).

Como nota curiosa, el búho se asustó de un camión que estaba recargando la piscina y desapareció entre los árboles. El punto final lo pusieron unos buitres que camparon a sus anchas entre los asistentes en busca de comida.

Hay que tener en cuenta que la zona es una cuenca minera y que está presente en gran parte del recorrido, así que ojito con el agua. En definitiva, si tienes críos seguro que disfrutarán con los animales y los espectáculos, pero lleva agua en abundancia.

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