La entrada del castillo está repleta de vendedores ambulantes, los cuales aprovechan cualquier ocasión para asaltarte, me recuerda en gran medida cuando en Sevilla intentan "regalarte" una rama de romero a las puertas de la catedral y luego leerte la buenaventura en la palma de la mano, todo gratis pero en dónde se agradecen las donaciones. También había una pista de hielo en dónde patinar, pero si a un servidor ya le costaba andar, no está el horno para muchos bollos, así que seguimos nuestro camino.
El Palazzo di Giustizia está justo al lado del castillo, y pudimos apreciar su imponente fachada mientras no dirigíamos a la Piazza del Popolo.
A parte de ver algún que otro atrevido deportista practicando remo también habían casas flotantes, aunque un servidor se pregunta como llegaron allí sorteando los saltos de agua que jalonan el río.
En la misma zona estaba esta iglesia que parecía una representación a escala de las grandes catedrales europeas.
Después de cruzar el rio por el Ponte Cavour subir por la Via di Rippetta llegamos a la Piazza de Popolo, en dónde pudimos apreciar las dos iglesias simétricas de S. María Dei Miracoli y S. María di Montesanto.
En la plaza puedes alquilar un segway para pasear sólo por la plaza, está bien como distracción para los críos, y si hubiera podido alquilarlo para todo el día mis cansados pies me lo hubieran agradecido.
Desde la Piazza del Popolo decidimos bajar por vía Del Babuino hasta la Piazza de Espaga. Las calle peatonales estaban atestadas de gente paseando y comprando. Si dispones de gran cantidad de dinero que te queme los bolsillos este es el lugar indicado para gastártelo. Aquí podrás encontrar todas las grandes marcas de moda y complementos como, por ejemplo Tiffany.
Durante nuestro paseo también nos encontramos con muchas obras de arte móviles. No solo de piedras vive el hombre. Llegando a la atestada Piazza di Spanga pudimos ver el consumismo en todo su explendor, y que mejor ejemplo que este castañero de Dior.
Nos acercamos a la Piazza Mignanelli y de allí decidimos pasear hasta la Piazza Nova. Nuestra idea era acercarnos al Trastévere, por lo que callejeamos hasta el Teatro de Marcelo y de allí a la Isdola Tiberina que está en el centro del río y de dónde cruzamos al otro lado.
Una vez en el margen izquierdo del río estuvimos callejeando por el Trastévere y aprovechamos para tomar una cerveza bien fría y un pastel típo.
El trastévere me recordó mucho al Casco Antiguo de Barcelona, con calles angostas dónde difícilmente pasa un coche, adoquinadas y con mucha vida nocturna.
Volvimos sobre nuestros pasos y cruzando por el Ponte Palatino nos acercamos al Templo di Vesta. Despuñes de preguntar a un par de gorrillas de la zona, que, por cierto tenían lo de romanos lo que yo, encontramos La Bocca della Verità, pero no pudimos acceder ya que estaba cerrada.
Durante el paseo vas a encontrar en la mayoría de las placas y alcantarillas la inscripción S.P.Q.R. que es el acrónimo en latín de "Senado y pueblo romano" y que transporta a otras épocas. De vuelta a casa por el Circo de Massimo que es ahora una gran explanada dejas correr la imaginación y transportarte a tiempos pasados.
Llegados al Obelisco di Axum subimos por la Vía di San Gregorio hasta el Colosseo entrando por el Arco di Costantino.
Pasamos por el Tempio della Pace, que estaba de obras para dirigirnos a la Torre de’ Conti.
Ya cerca de la zona del hotel decidimos ir a cenar, pero esta vez nos aseguramos antes que la masa de la pizza no sería recalentada. Para ello entramos en el Ristorante Massenzio (web).
Allí vimos el horno de leña en el cual se hacían las pizzas y nos preparamos a degustar la cena. Una vez repuestos nos fuimos para el hotel a preparar la maleta para el regreso.
2 comentarios
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Hombre ya estaba yo esperando la 4ª parte del viaje a Roma.
Gracias a tí es como si yo también hubiera estado en Roma y sin levantarme del sofá.
Salu2.-