Algunas veces, cuando nos dirigimos hacia Ayamonte y es la hora de comer, solemos parar en el Restaurante Los Arcos en Bollullos de la Mitación. En la larga calle principal es uno de los que está pasando el semáforo, cerca de una estación de servicio de Campsa abandonada, ese tipo de estaciones que son un par de surtidores encima de la acera, en dónde el precio aun está en pesetas, y cuando lo lo conviertes a euros a penas suman setenta.
El tema es que, desde hace ya muchos años, suele ser una parada obligatoria cuando aprieta la gusa.
El trato es excelente, y tengo más de un recuerdo agradable por parte del personal cuando mi chiquillo se puso malo con fiebre.
Por cerca de 9 € podemos degustar un solomillo a la plancha que saciará el hambre del más exigente. Las gambas, como todas las de la zona, están exquisitas, dignas rivales de las que en su día comí en Ayamonte a pié de lota. Yo suelo ser de postres fijos, preferentemente todo lo que lleve chocolate, pero una entendida en la materia está dispuesta a viajar desde Sevilla sólo para probar el postre casero de arroz con leche. Lástima que no lo hagan en verano.
La comida exquisita, pero por encima de todo, el trato. Uno se siente como en familia.
1 comentario
Hace poco estuvimos comiendo en la marisquería que tiene Romejiro en el Puerto de Santa María, en Bahía Mar, después de ver la película La edad de Hielo (en 3D) y aun me duele el cuarto espacio intercostal después de la puñalada que nos pegaron. Un plato