Las dos conferencias de este acto han sido realizadas por el Dr. D. José Leonardo Ruiz Sánchez (Universidad de Sevilla) y por el Dr. D. Xosé Manoel Núñez Seixas (Universidade Santiago de Compostela). Paso a continuación a reseñar lo que más me ha llamado la atención.
"Anotaciones de un soldado sobre la “Campaña de Rusia".
Biografía:
Autor, entre otros: Algunas Notas Sobre la Acción Católica Sevillana en Tiempos del Cardenal Segura (1938-1954).
El profesor José Leonardo nos introduce la conferencia con un fuerte matíz sobre la distancia que le separa respecto al tema de la Segunda Guerra Mundial y, más concretamente, con la División española de voluntarios. De aquí que su implicación en esta parte del desarrollo histórico naciera de la llegada a su manos del diario de Enrique Sánchez Frailes un antiguo soldado que luchó en la contienda mundial en el frente ruso.
La vida del soldado Sánchez (1921-1981).
Nacido en Picena en 1921 (Granada), localidad situada en la zona fronteriza de las Alpujarras con Almería. Después de su participación en la División española de voluntarios regresó a España donde encontraría trabajo como representante comercial, puesto que desempeñaría hasta su fallecimiento en 1981. Por méritos de guerra recibió 2 cruces de hierro de 2ª clase del Ejército alemán (octubre de 1942 y febrero de 1943) y una Cruz Roja del Ejército español. Estuvo en activo en combate desde el El 25 de marzo de 1942, fecha en que se alistó ala fuerza española de voluntarios en Almería capital, hasta el 31 de octubre de 1942, día en que regresó a su Picena natal. Había pasado 19 meses y 4 días en guerra.
El diario.
El texto manejado por el conferenciante es fruto de una copia facilitada por una hija del divisionario Sánchez. También nota el profesor Ruiz que existe una reelaboración propia del texto, obra del mismo divisionario, en la redacción realizada entre el 21 de diciembre de 1952 y el 14 de diciembre de 1953. Se observan, sobre todo, la incorporación de datos muy fiables que deben haber sido copiados por el propio autor del diario de fuentes escritas de la época.
Los motivos del enganche en la División azul.
Deja claro en el texto que quería legar "un documento que explicara a mis padres y a mis hermanos lo que me ocurrió mientras estábamos separados". Según el profesor Ruiz el principal elemento motivador fue, sin duda, el sentimiento de frustración por no haber podido colaborar con el ejército del general Franco. Incluso el propio divisionario lega a decir que a los que habían estado en la zona del gobierno de la República los nacionales les imputaban: "no sois españoles. Los que lo éramos lo hemos demostrado en la guerra". También era un ferviente católico, practicante y con relaciones con los circuitos jesuíticos de Almería y Granada.
El paso por la división.
Sánchez cogió el tren desde Almería para Madrid el 28 de marzo de 1942. Después de un mes los divisionarios llegaron a Alemania, pasadas las primeras dificultades al atravesar la Francia ocupada, pasó los siguientes 15 días de campamento en Nüremberg. Posteriormente se le trasladó al frente en la zona de operaciones de Novgorod. Transcurridos cuatro meses de campaña fué enviado a Kolpino, donde serviría durante otros cuatro meses. Acabado el año 1942 se le destinó entre diciembre del 42 y enero del 43 a la escuela de Transmisiones que estaba situada en Kobrino. Después, entre marzo y agosto de 1943 estuvo de nuevo en el frente al rechazar un puesto en la escuela de transmisiones, permaneciendo allí hasta su definitiva repatriación en octubre de aquel mismo año.
El día a día.
El viaje en el tren.
La estancia en Sánchez en el ferrocarril que los transportó hacia Alemania fue un verdadero castigo. Especialmente el lenguaje soez de los legionarios alistados en la División hacía que el autor sufriera por su fe católica. El dinero que llevaba, pronto voló con destino al bolsillo de alguno de aquellos bárbaros legionarios que maldecían sin parar. La llegada a Nancy fue aún más penosa, porque los franceses los recibieron con total hostilidad. El altavoz de la estación les advertía continuamente "atención españoles no bebáis agua que la han envenenado". Al tiempo los furiosos espectadores les levantaban el puño (saludo comunista), mientras que con el otro brazo simulaban que los iban a degollar.
El campamento en Nüremberg.
Al llegar recibió el equipo del ejército alemán entre los que sobresalía el cinto con el famoso "Dios con nosotros". La jornada empezaba a las 6 de la mañana donde les hacen hacer gimnasia con sólo un jersey y una camisa, a pesar de la baja temperatura. Después del desayuno terrible instrucción de lo que el autor se queja que debían pensar que algunos de los divisionarios no tenían experiencia militar. A veces si el instructor no estaba contento con la marcha los dejaba sin comer hasta pasadas las 15 horas. La comida no era muy abundante lo que propició el cambio de la ropa de su equipo, por comida en las granjas cercanas al campamento. la comida servida por los alemanes era ridícula y nauseabunda. Una sola comida caliente al día que, en realidad, eran 4 o 5 patatas cocidas con cáscara, o bien, un número parecido de zanahorias. La cena era un pobre trozo de mortadela (1 rodaja) con una mantequilla de foei gras.
Novgorod
Los 4 meses que pasa destinado en esta zona representan ver los primeros muertos en combate, al estallar un proyectil ruso en el campamento español (3 muertos y 1 herido), pero lo más frustrante era luchas contra los millones de mosquitos que azotan a los soldados impunemente. Quedó adscrito, finalmente, a una batería de campaña donde se ocupaba del servicio de transmisiones.
Kolpino.
La gran batalla en que participa Sánchez se desarrolla cuando la artillería alemana dispara contra la batería de la División. El terrible fuego causa 33 bajas españolas y sólo la acción de Sánchez transmitiendo continuamente el error de fuego logró salvar a los 17 supervivientes. En los momentos de tranquilidad escuchaban radio en español (Radio Moscú -La Pasionaria- y Radio Andorra). Algunos divisionarios aprovechaban para pasarse al bando soviético para cumplir con su sueño de escapar de la España de Franco.
Kobrino.
Kobrino (cerca de la actual Gatchina) se sitúa la Escuela de Transmisiones de la División. Después de un tiempo se le pide que se quede formando personal en el uso de los equipos pero lo rechaza de plano. Valora positivamente la llegada de una compañía alemana de varietés que les hace más pasable el tiempo y las privaciones que sufre. El 24 de diciembre de 1942 reciben el aguinaldo del Führer, el 31 se repite la cuestión, esta vez del bando español e, incluso, el 6 de enero de 1943 es agraciado por los Reyes Magos con una botella de champagne que difícilmente pude consumir por el horroroso frío que azota el lugar. Ya ha pasado el tiempo de la valentía y Sánchez está, cada vez más, decepcionado por lo que vé y dice claramente querer "volver a la añorada patria".
La ofensiva de Timochenko.
60.000 soviéticos lanzan un ataque en la zona de Leningrado en febrero de 1943. La comida, ya escasa, es inexistente. El divisionario dice "un caballo vale mucho más que un hombre". La situación era penosa y sus diferencias con la oficialidad española no hace más que crecer, Muchos oficiales comen y beben decentemente y se abrigan adecuadamente, mientras que los soldados españoles se mueren de hambre y frío en las trincheras "mis jefes son verdaderos tiranos". Cuando convalecía de la enfermedad respiratoria que, al final, obligará a su licenciamiento, en un hospital de campaña es abofeteado por un brigada que le acusa de ser un simulador. La decepción no para de aumentar.
El regreso a España.
En junio de 1943 se le informa de su repatriación. Su estado de salud obliga al ingreso en un hospital de campaña en Polonia (septiembre de 1943), después de algunas vicisitudes logra regresar a España en octubre de 1943.
"Fueron los españoles diferentes? Imagen del enemigo y políticas de ocupación de la División Azul en el frente ruso (1941-44)".
Biografía:
Algunas obras suyas son Movimientos nacionalistas en Europa. Siglo XX; Emigrantes, caciques e indianos; Los nacionalismos en la España contemporánea (siglos XIX y XX).
Justificación.
Colaborar en un mayor conocimiento de la División Azul, mientras se retrata el impacto social que motivó la Segunda Guerra Mundial para millones de europeos. El referirse, en concreto, al frente del Este justifica que el 85 % de las bajas totales del ejército alemán se produjeron en Rusia y, como muestra de su importancia, 2 de cada 3 alemanes movilizados luchó en el frente ruso.
La campaña de Rusia planificada por el Alto Estado Mayor alemán supuso varios cambios respecto a lo que había sido la guerra hasta aquel momento: se prescindió de las normas más básicas de la Convención de Ginebra en la dirección de la guerra; el fin último era el exterminio planteado como guerra sucia contra el comunismo y sus miembros considerados racialmente como sub-humanos. Esta planificación se realizó por los inconvenientes que tenía la logística de hacerse cargo de centenares de miles de prisioneros rusos ( el mal trato a éstos supuso que el 60 % de sus bajas se produjeran en cautiverio). La forma de llevarlo a cabo comenzó con la orden de enero de 1942 para el fusilamiento inmediato de los comisarios soviéticos capturados, la ampliación de las facultades de represión contra la población civil en la lucha contra los partisanos y la negativa de abastecer de alimentos a las poblaciones rusas invadidas.
La División azul en el frente del Este.
Mientras que este tipo de órdenes se ejecutaban con rigor por las fuerzas alemanas en el centro y el sur de su penetración en Rusia, en el frente Norte que se había estancado desde 1941 las cosas eran de otra forma. Las dificultades que el propio ejército alemán tenía en abastecer a sus fuerzas desplegadas frente a Leningrado hicieron cambiar a los oficiales germanos (Ejércitos XVIII y XVI) y se comenzó a utilizar a los campesinos para mejorar las condiciones de los combatientes.
Los divisionarios han quedado retratados en diversas fuentes (memorias historiográficas, tarjetas postales, diarios, biografías y autobiografías). Constatan la apariencia de que las zonas ocupadas por los soldados españoles eran auténticos oasis de benignidad en el infierno del frente ruso. Existe la clara imagen de un combatiente español simpático y amable. Pero en esta imagen falta información de algunos tabúes que son obviados a conciencia: ¿Qué pasaba con los comisarios capturados?; no aparece excesivos casos de deserciones, no aparecen casos abundantes de homosexualidad; no aparecen violaciones o sometimientos de mujeres contra su voluntad; ¿Qué pasa con los partisanos capturados?, ¿cómo trataron los divisionarios a los judíos?.
El leit motiv de los divisionarios era muchas veces la analogía de Stalin con el Satanás bíblico. Los rusos, por su parte, tenían una visión de los españoles de fanáticos religiosos y de poca cultura, aspecto en que coincidían plenamente con el parecer de los divisionarios. Sin embargo, la presencia de los españoles directamente en el frente destapó una nueva visión de los rusos. En los diarios de campaña de la 250 División el ejército ruso aparece con amabilidad, se admira su austeridad y su valor.
En general se puede decir que los españoles respetaron las normas de la guerra, aunque se produjeron fusilamientos instantáneos en la captura en el mismo lugar del combate. Esta opinión es contrastada por los propios informes soviéticos que hablaban que los españoles solían ser más respetuosos con los prisioneros. En cuanto a los partisanos no se sabe bien que se hacía con ellos. En parte porque los alemanes prefirieron llevar el peso de las operaciones de su represión en la retaguardia del Eje con los famosos comandos de caza. Las órdenes expresas eran que los partisanos capturados por los españoles debían ser entregados, sin dilación, a la unidad alemana más cercana. Pero la guerra es un mal ambiente y en diciembre de 1941 divisionarios españoles estuvieron a punto de fusilar a un pueblo que parecía haber ayudado a algunos partisanos que habían causado la muerte de varios de ellos. la situación la salvó el oficial alemán de la zona que los hizo retirarse porque no podía permitir que los campesinos dejaran de producir los imprescindibles alimentos que las tropas necesitaban.
Españoles, rusos y alemanes: las difíciles relaciones.
Nunca fueron fáciles. Normalmente la necesidad de supervivencia regía todas las acciones de los combatientes y la población civil. Con el tiempo se establecieron relaciones de convivencia y dependencia que se sustentaban, muchas veces, en los trueques de material, por alimentos, ropas, etc. En este sentido la escasa capacidad española para abastecer a las fuerzas en el frente hicieron que los divisionarios sobresalieran entre otros ejércitos como unos saqueadores habituales. El Alto Estado Mayor alemán alertó a los altos oficiales españoles que debían atajar el ritmo de saqueos y violaciones que se producían en los sectores donde estaba desplegada la División 250. No es que los alemanes no robaran igual, pero lo hacían de forma sistemática y planificada, mientras que los españoles lo hacía a salto de mata, muchas veces, en explosiones de violencia. El propio Hitler le confiaba a Sepp Dietrich "los oficiales españoles viven como quieren, mientras que los soldados no tienen que comer". La situación mejoró durante 1942 cuando las provisiones llegaron a los divisionarios con mayor regularidad. Entonces todo cambio. De ser asaltantes pasaron a dar de comer a los campesinos de las zonas donde combatían (los cuales se habían quedado sin comer porque antes les habían robado otros españoles). Del diario de una colaboracionista rusa dice que el 25 de agosto de 1942 los "españoles son pequeños y se mueven continuamente como monos", para, a continuación, explicar como un capitán (17/9/1942) arriesgó su vida para salvar a un crío que era un vagabundo, la mujer concluye "como no vamos a querer a estos chalados".
Con los alemanes la situación solía ser tensa. Sobre todo los trapicheos de unos y otros y las mujeres rusas solían acabar en violentas peleas que se dirimían, a duras penas, por la Feldengendarmerie alemana.
Manolo Díaz Ordóñez (Sevilla; 22 de marzo de 2006)
1 comentario
De nuevo se intenta manchar la presencia de la DA en Rusia presentando hechos aislados como si fueran habituales. El comportamiento de los divisionarios fue ejemplar en la mayoría de los casos, limpiando iglesias, acudiendo a procesiones ortodoxas y ganándose con ello a la población civil. Ya desde Polonia tuvieron mucho contacto, lo que disgustaba tremendamente a los alemanes. Alemanes o finlandes son vistos por los civiles rusos como sádicos asesinos, mientras que a los españoles los sacaban de la cama cuando atacaban las tropas soviéticas. Y es que en los mayores todavía estaba presente el recuerdo de la guerra civil rusa y los españoles representaban los valores de la Rusia blanca. Las nuevas generaciones de rusos, sin embargo, tenían fuertemente implantada la ideología comunista pero sin embargo apreciaban la humanidad de los españoles, especialmente en lo referente al trato con los niños, las mujeres y los ancianos.
Es una auténtica vergüenza que se califique de colaboracionista a Lidia Osipova simplemente por ser anticomunista. No voy a dar una opinión. Pueden leer algo de su diario aquí: http://www.armas.es/foros/historia-militar/la-division-azul-vista-por-una-rusa-anticomunista-t961621.html