Cada vez que veo la tele echo de menos la inteligencia y la creatividad del antiguo arte de entretener. Estoy harto de programas basuras, de adolescentes preñadas y programas "para niños" protagonizadas por maduros-as y que asustarían hasta el marino más avezado en los prostíbulos de los puertos más ignotos.
Por eso quiero compartir con vosotros el entretenimiento de nuestros antepasados. Dónde la crítica era inteligente y hermosa.
Gracias Crispin
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