O, como diría un castizo, Avenida del Condón. Esta particular avenida está situada entre Olivar de Quintos y el Hipódromo. Anteriormente la avenida tenía dos carriles separados por una mediana, pero las prisas por abrir un acceso al hipódromo en su primera temporada llevaron a abaratar costes, eliminar la mediana (solo había una decena de metros, pero era bien curiosa) y a construir deprisa y corriendo el acceso a la instalación.
En la rotonda se colocó una estatua de unos jinetes, un par de plantas que, por supuesto, murieron en los siguientes días y hasta hoy.
Durante este tiempo he visto como se creaban los nuevos accesos a la carretera de Utrera y se unía con el núcleo de Dos Hermanas por una vía rápida. Como aparecían y desaparecían casetas de obras de Dragados y como se adecentaba el acceso principal al hipódromo con una inútil sub-rotonda.
Durante todo este tiempo esta avenida de escasos cien metros ha permanecido siempre igual. Alguna que otra zanja esporádica para pasar los cables eléctricos de Endesa o rediseñar un colector.
Pero no ha perdido su encanto, aun sigue siendo punto de reunión de parejas para sus escarceos amorosos. En los días de mayor auge se podían contar por decenas los coches aparcados en batería, algunos con su reproductor de DVD para esos momentos previos.
El resultado de una noche de pasión es siempre el mismo, condones por doquier. bolsas de papel con menús del Mc Donalds y botellas de alguna que otra improvisada fiesta.
El carril bici, como puedes apreciar, brilla por su ausencia, y debes elegir entre jugarte la vida en la calzada o arriesgarte a caerte en la grava condonera.
Otro día hablaremos de la total ausencia de iluminación (dónde estaría la gracia para las parejas), o la falta de alcantarillado (que cuando llueve se vuelve impracticable la avenida), o de la ausencia de cualquier tipo de vegetación (ni una triste sombra), o que sus arcenes se han convertido en la escombrera oficial de Dos Hermanas.
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