El otro día, al comprar unos muebles y decidir pagar en dos meses en lugar de uno, me enviaron a casa una tarjeta de crédito VISA. Sin haber la solicitado, sin cargo por la emisión ni cuotas mensuales/anuales y que pude cancelar por teléfono sin ningún contratiempo. Vamos, como las que regalan en C&A o IKEA. El caso es que una entidad financiera como es Caja Madrid tiene la genial idea de cobrar veintipico euros anuales para la renovación de las tarjetas de crédito.
La cosa no quedaría ahí si no fuera porque con el anterior director de la sucursal (bendita manía de rotar cada cierto tiempo los directores) alcancé el acuerdo verbal de que las tarjetas no tendrían ningún coste anual. Pero, como las palabras se las lleva el viento, ahí que me han clavado 45¤ por las dos tarjetas de crédito.
Y el caso es que ahora, por las de débito me calzan otros 24 ¤ del ala. Tarjeta que devolveré lo antes posible, ya que no me reportan ningún beneficio.
Conclusión, lo escasos ahorros que tenía, van a ser transferidos a otra entidad, y a partir de ahora, progresivamente, iré cancelando todos los productos que tengo con ellos, empezando por quitar la domiciliación de las dos nóminas.
Decididamente, lo más difícil para un a empresa no es ya la captación de clientes, esta la puedes hacer con ofertas puntuales, sino el mantenimiento de los mismos, ha pasado a la historia los tiempos que la fidelidad a una marca estaba por encima del servicio, hoy por hoy, y teniendo como consecuencia el mercado de las telecomunicaciones, el baile de clientes es cada vez más frecuente, por lo que una buena política de captación debe ir acompañada de otra buena política de fidelización.
Regla del 10-3
3 clientes insatisfechos generan 10 clientes dudosos, mientras que 10 clientes satisfechos sólo generar expectativa de 3 nuevos clientes.
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