El caso es una vez que has probado las mieles del Todo Incluido cuesta acostumbrarse a la mundanal vida. Nada mas entrar te daban en recepción la tarjeta de la habitación, con la que podías "pagar" en cada una de los bares y en el restaurante.
Existe un horario para las consumiciones (por ejemplo, sólo se puede tapear hasta las 14:00 y a las 18:00 cerraban en bar de la piscina).
En lo referente a las actuaciones nocturnas, fueron de lo mas variadas, pero, como la temporada es muy larga, algunas se llegaron a repetir. Al igual que las actividades mañaneras (tiro con arco, tiro con carabina, tenis de mesa, etc.). La mayoría de los hoteles disponen de lo que llaman Club Delfín, en el que puedes dejar los más pequeños para que realicen actividades.
En el hall está la red Wifi a la que puedes conectarte gratuitamente y para las toallas de piscina y los palos de mini-golf hay que dejar un depósito de 10€ en recepción.
Las habitaciones son dos camas dobles en las que se cabe holgadamente, (de hecho, pedimos una cuna portátil par la más pequeña y sobra espacio). El servicio de habitaciones es cuidadoso en su desempeño y las habitaciones están limpias.
En pocas palabras, 10 días de relax y VACACIONES, con mayúsculas. Por cierto, la playa está a cruzando la calle, pero teniendo bar en la piscina, ¿quien va a la playa?.
Al otro lado del mostrador
Pedro Carrillo
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