Deportes de riesgo. Vueling.

Vueling, nuevo deporte de riesgo en el que, en caso de fallar algo es muy probable salir en la prensa mundial.

Visto en It’s Kunttz.

Actualización (13/06/2007): Por alguna oscura razón ha aparecido como HotLink en lugar de enlazar a través de Imgred.com. Alojada la imagen en Photobucket.

6 comentarios

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    • El Tuerto el 13 junio, 2007 a las 8:46
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    Esta noticia me recuerda un viajecito que hice entre el [url=http://es.wikipedia.org/wiki/Aeropuerto_Internacional_Jos%C3%A9_Mart%C3%AD][b]José Martí[/b][/url] de La Habana y Cancún en 1994. El vuelo era un cubana de aviación [url=http://www.airliners.net/info/stats.main?id=376][b]Tupolev TU-154[/b][/url] en regular La Habana – Cancún. Cuando llegamos al embarque (después de dos sucesivos retrasos por problemas en el aparato) nos sorprendimos porque la auxiliar del vuelo (antes azafata) nos indicó que no nos sentáramos según lo que nuestra tarjeta indicaba. La cosa parecía no tener mucho sentido. Pero, poco a poco, comenzamos a ver por donde iban los tiros. El pasaje se había concentrado sólo hasta media ocupación. Y en ningún caso nos dejaron sentarnos en los asientos delanteros. De esta guisa me senté al lado de un tipo de mi edad pero más americano que la goma de mascar aka chicle.

    Preocupado le pregunté a la auxiliar cual era el motivo de que el aparato sólo se llenara hasta la mitad del pasaje y ella, poco tranquilizadora, me espetó «¡oh, mi niño! no te preocupes sólo es que no tenemos la potencia necesaria para despegar en [i]full[/i]». Tragué saliva. Pero aquello era sólo el principio. Cuando el bicho comenzó a meter caña noté frío en las pantorrillas. Sí, lo sé. Parecía un guiri en la plaza España de Sevilla yendo para la Giralda en pleno agosto. Pero en fín quién haya estado en aquellas latitudes sabe lo que es estar bañado en sudor todo el día.

    Volviendo a mis sufridas pantorrillas. El origen del frío era un espesa humareda de un denso blanco que subía lentamente desde el suelo, como si fuera la condenada niebla de la peli aquella que hace poco hicieron un remake llamado [url=http://www.terra.es/cine/cartelera/pelicula.cfm?ID=6783][i][b]Terror en la niebla (The Fog)[/i][/b][/url]. Bueno que se me va la pinza. Pues la humareda en cuestión siguió subiendo cubriéndonos las rodillas y los muslos. Tanto miraba yo para abajo que el yanqui blanquito de mi lado acabó por despertarse (parecía un hippie trasnochado un pelín fumado) y miró en la misma dirección. Y en aquel sublime momento. Aquel pre antisistema, ateo como la misma definición del término dibujó en su cara una mueca de terror y musitó angustiado (bajito pero yo si lo oí que estaba a su lado): [b]¡Oh, my god![/b]. Luego, un pelín avergonzado por la expresión me miró fijamente en una mezcla de «¿a qué no has oído nada? y de ¿bueno tú que sabes de mar, esto que es pulpo o calamar? (mientras señalaba al humo). Yo, muy educado por supuesto, puse cara de no haber entendido un carajo y de saber el mismo inglés que los del precioso pueblecito de Argamasilla del Cristo de las tres Voces.

    A lo que vamos. El humito en cuestión ya estaba a la altura de la barriguita y muchos pasajeros comenzaron a murmurar alarmados. El rumor se extendió por toda la cabina. Pero, mira tú por dónde, la auxiliar seguía sin pestañear andando por el pasillo atendiendo solícita a los cansinos que piden las almohadas o las mantas (leches mantas con el puñetero calor que hacía, si es que no tienen sangre en las venas). El aparato comenzó a rodar y aquella profesional azafata (entonces lo era lo siento señoras/es auxiliares de vuelo actuales) seguía desplazándose sómodamente por entre las filas de asiento. A su paso dejaba un efecto ensoñador con volutas de humo girando sobre sí misma. Digo «ensoñador», si no fuera porque el que firma estaba en aquel momento cuestionándose los principios básicos de la física que dicen que un monstruo de metal pueda despegar y mantenerse en el aire. La cuestión está en que después de varios frenazos bruscos el pájaro llegó a la cabezera de la pista y,en ese momento, el humo ya ocupaba toda la cabina y la gente gritaba ¡humo!, ¡fuego! y otras lindezas mientras señalaban al suelo, al techo o al vecino de pasaje. La azafata se giró un pelín enfadada (aunque los cubanos tienen una forma muy pecuiliar de mostrar su enojo) y nos gritó a través de la megafonía: ¡ a ver señores si no se me callan les voy a tener que apagar el aire acondicionado!. Luego se quedó callada un poquito (un minuto que dicen allí y que es una medida temporal indefinida entre uno de verdad y varios días, vamos como los minutos del windows) y continuó divertida » no se asusten que sólo es el aire acondicionado no tuvimos tiempo de montar el [i]split[/i] dentro y se nos sale el gas por algún agujerito. Ni que decir tiene que nos sentimos avergonzados y así continuamos un viaje hasta México que también tuvo su historia en el aterrizaje que a lo mejor algún día cuento.

    El Tuerto

    • Joputi el 13 junio, 2007 a las 12:20
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    Tuerto, te rogaría no me dejes en ascuas con el trayecto y el aterrizaje. Tengo auténtico pavor a los pajaros de metal, (paloke lo sabe) y sería una terapia tranquilizadora, saber que los demás sufren por lo menos, lo mismo que yo. 🙂

    • El Tuerto el 14 junio, 2007 a las 8:16
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    Pues nada Joputi a mandar.

    Andaba yo un pelín más tranquilo cuando vía que al menos aquello volaba y, la verdad, también desapareció el humillo de marras. Según creo se trata de un sistema de [url=http://www.portalrefrigeracion.com/articulos/aireaviones.htm][b]aire acondicionado[/b][/url] que es muy sensible a la húmedad ambiente. Imagínate con el pedazo calorín que hace por Cuba, cada vez que abren una escotilla de un avión la humedad se cuela hasta la última rendija. En cuanto la ventilación empieza a tirar de verdad pues se produce la condensación que se convierte en la espesa humareda que, además, huele de una forma peculiar ([url=http://www.flightlevel350.com/Aircraft_Yakovlev_Yak-40-Airline_Oriental_de_Aviacion_Aviation_Video-4215.html][b]aquí [/b][/url]puedes ver lo que te cuento en un video tomado en un Yak-40 de Venezuela).

    Pero vamos que nos vamos. El yanqui blanquito había cerrado los ojos y apretaba los apoyabrazos del sillón que parecía que lo fuera a arrancar de cuajo. Los nudillos los tenía como las paredes de los pueblos blancos de la ruta esa de la [url=http://www.andalucia.org/modulos.php?modulo=Index&nuevoidioma=spa][b]Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía[/b][/url]. El bicho traqueteaba (creo incluso que percibí como las toberas tosían). Pero mira tú por dónde. Aquello comenzó a correr por la pista del aeropuerto sorteando los baches que la situación económica cubana no permite reparar como debiera. Después de un empujón y un par de cof… cof… el [url=http://es.wikipedia.org/wiki/Tupolev_Tu-154][b]Tupolev TU-154[/b][/url] levantó el morro. En unos minutos eternos el avión consiguió llegar a la altura de vuelo indicada y viró hacia el sudoeste con cuidado de no invadir el espacio aéreo USA que, como sabéis, está a un tiro de piedra en la costa de Florida.

    La navegación aérea estuvo bien. Para que decir otra cosa. Como siempre la azafata de Cubana de Aviación nos regaló con un mogollón de ron, costumbre muy aérea de estos cubanos. Al cabo de unos minutos creo que todos íbamos cantando al son del son, valga la redundancia, cubano. En mi fuero interno pensé: «¡Espero que el piloto no esté con la misma juerga que nosotros!». Un ligero picado del aparato me hizo temer lo peor y no pude reprimir una visión nefasta del aviador bailando un agarrado con una tremenda mulata, mientras los mandos se movían peligrosamente solos. Pero que va, al cabo de unos minutos la voz alegre del piloto, con ese acento tan suave y cariñoso, nos dio la bienvenida y nos advirtió de la pronta llegada al [url=http://www.cancun-airport.com/][b]aeropuerto de Cancún (México)[/b][/url]. Eso sí también nos indicó que la toma de tierra era movidita por las características del pasillo aéreo por donde los aeroplanos cubanos debían aproximarse a la pista. Bueno, pensé yo, no puede ser peor que la salida de Cuba, vamos digo yo – Pues me equivocaba -.

    El yanqui exclamó «¡Hummer, bless land, my god!». Vaya, vaya, pensé, el iconoclasta este va a acabar de jesuita seguidor de Boff en América Latina. Era verdad sólo se había empleado una hora en una avión para convertir al más fiero de los antirreligiosos en un devoto practicante. Tenía razón rápidamente se acercaba hacia nosotros una línea que conforme se aproximaba se adivinaba de un color verde intenso. Pronto estuvimos encima y pudimos contemplar el espectáculo de la selva del Yucatán bajo nuestros pies. Pero… ¿dónde demonios estaba el aeropuerto?. Allí abajo sólo había una alfombra verde como el de la película [url=http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1113.html][b]La Selva Esmeralda[/b][/url]. Lo que había predicho el piloto se convertía en una peligrosa realidad. El yanqui volvió a decir «Good, my Lord, to land» y volvió a adoptar la misma postura del despegue (ojos entrecerrados y manos rompiendo los apoyabrazos).

    Efectivamente el vuelo que hasta ese momento había sido bastante apacible se convirtió en una carrera desembocada. Empezó un primer viraje al que siguió otro más cerrado. En un momento el ala de estribor (dónde yo estaba) apuntaba al suelo y, al instante, apuntaba a un limpio cielo azul, casi blanco. Comencé a concentrarme en mi estómago mientras mi mujer me apretaba el brazo con desesperación (esto me ha servido en el parto de mis tres retoños y no lo digo en coña). De pronto el avión sufrió una caída de bastantes cientos de metros la azafata que todavía seguía levantada casi toca el techo del aparato. Al mismo tiempo, los compartimentos de equipaje se abrieron y bastante de su contenido comenzó a caer encima de nosotros. A mi lado el yanqui comenzó a musitar unas extrañas palabras que al final creí entender como una oración «Yea though I walk through the valley of death, I will fear no evil: for Thou art with me; Thy rod and Thy staff they comfort me». Pero volvamos al avión. Mucha gente empezó a gritar (yo creo recordar que no, tenía la boca demasiado seca y agria con la leche del ron). Mientras la megafonía ofrecía una explicación poco convincente, en mi opinión, del piloto sobre la caída sufrida (algo así de habernos cruzado en la estela de otro aparato) pude ver el aeropuerto de Cancún. Madre del Amor hermoso. La pista estaba rodeada de una espesa selva. Vamos que parecía un lunar blanco en un natural de Namibia. ¿Cómo demonios vamos a meter este cacharro ahí?. Pero, ¿si esto va lanzado seguro que nos salimos?. Pues nada el piloto no se adredó. Picó el morro hacia abajo como si se tratara de acertar en una diana y metió gas en las turbinas «Vamos a tomar tierra», atronaron los altavoces con la voz aterciopelada del piloto apenas distorsionada por la estática eléctrica -¡despacito, despacito que sea despacito! -añadí yo en un susurro- (por dentro pensé ojalá el americano este no se cosque de lo que digo, más que nada para no darle un gustazo).

    Joer… ale… vamos para abajo. Nuevo apretón de mi mujer en el brazo. El americano continuaba con su letanía ahora más fuerte I «¡WALK THROUGH THE VALLEY OF DEATH, I WILL FEAR NO EVIL!». Dos virajes más y vamos para abajo a toda leche. Nada de las aproximaciones típicas al aeropuerto de Sevilla. Que va. Para abajo y a todo meter. Nos pararán con ganchos como en los portaviones – pensé en el último momento -. El impacto fue grande los pocos objetos que quedaban acabaron de esparcirse por el pasillo. Pero, increíblemente, el aparato no se deshizo como el cristal. Volvió a levantar las ruedas para acabar de ponerlas otra vez con un nuevo golpe. Inmediatamente los motores contrarrestaron el empuje y los frenos hidráulicos de los alerones y los de las ruedas hicieron gritar de dolor a aquella bestia nacida de la ingeniería utilitaria soviética. Con un estertor el aparato acabó por detenerse mientras que por la ventanilla se veían acercarse a los medios de protección mexicanos del aeropuerto. Bueno, por lo menos estamos en tierra, pensé aliviado pero, justo después, recordé y exclamé con duda: ¡ Mierda, todavía tengo que volver a Cuba en otro vuelo de Cubana….

    El Tuerto

    • Vueling Currito el 16 marzo, 2008 a las 10:39
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    Que yo sepa y curro todos los dias en esos aviones, los motores de vueling son amarillos, no azules. Ese motor concretamente es de la compañia CLICKAIR la low cost de IBERIA. No confundamos compañias que no tienen nada que ver en cuanto a calidad de los aviones (Vueling de media de 2 años de antiguedad contras unso 15 de media en clickair).

  1. Buenas,

    Veamos, la terminación [b]ing[/b] se refiere al [b]acto de[/b] por ejemplo:

    Planchar la oreja en le sofá: tumbing

    De todas formas no se de que compañía es el avión, ya que la foto no la he hecho yo (y no se quién es el autor). [url=http://lh3.ggpht.com/paloke/RbPQHeUmgrI/AAAAAAAAAKE/2gzbJdb5Vx0/s800/viaje_05.jpg][b]Aquí[/b][/url] tienes una del motor de un Airbus 320 de vueling que si es mía y tomada en el aeropuerto de Roma.

    A triunfar ; )

    Paloke

  2. Hoy he terminado del ver Perdidos (Lost), y, sinceramente, creo que el título de la serie define cómo se queda el espectador. Lo que si he asociado rápidamente es la cita: «No creo en un montón de cosas, pero sí creo en la cinta americana.»

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